martes, 5 de abril de 2011

La juventud está harta

Ya era hora.

Envidia malsana me provocaba ver en los telediarios las movilizaciones de la aguerrida juventud francesa, de la hartísima juventud griega, de la de mis compatriotas portugueses, de la británica hace pocos días en Londres y, todo hay que decirlo, de la flemática actitud de los "bobbys" ante los empellones de los manifestantes. En Madrid, para qué ir más lejos, la policía hubiera cargado de manera brutal y el número de detenidas y detenidos hubiera alcanzado el centenar, hubiera provocado más disturbios y los titulares de los medios de comunicación tendrían la oportunidad de ocultar los motivos de la manifestación para centrarse en los disturbios, en el número de detenidos y en lo "salvaje" (?) que es la juventud.


En fin, hace pocos días las y los jóvenes más concienciados, que suelen ser los universitarios, se dijeron que ya estaba bien y han creado una plataforma para denunciar la muy lamentable, lastimosa e indignante situación en la que se encuentran. El manifiesto puedes leerlo en su web http://www.juventudsinfuturo.net.

Así, por lo pronto han convocado una manifestación para el próximo jueves, día 7 de abril a las 7 de la tarde en la madrileña plaza de Antón Martín.

Pero, estas chicas y estos chicos ... ¿De qué se quejan?

Pues de todo: la vivienda es inaccesible, ya que las políticas que se han seguido sobre este bien, considerado un derecho por la Constitución para toda y todo ciudadano, han primado su valor de cambio (especulación) sobre su valor de uso (residencia).

Los estudios universitarios entran en un proceso de mercantilización creciente por el Plan Bolonia, dándose entrada a la financiación privada, leáse empresas, en la Universidad y su correlato en la elaboración de planes de estudios y en el fortalecimiento o debilitamiento de titulaciones por el mercado. Ya se sabe la ley de la oferta y la demanda.

El empleo es una quimera precaria, muy precaria. Tras cacarearse, por el ancho mundo, que son la generación más preparada de la historia, -titulación universitaria, cursos de postgrado, idiomas, estancias en el extranjero, ...-, lo que les ofrecen las empresas es un trabajo por debajo de su cualificación, con un salario de risa, -¡quién pillara 1000 €! ¿Verdad?-, contrato temporal y, no en pocos casos, la firma de una hoja en blanco, tras la firma del contrato de trabajo, en el que firman la renuncia al finiquito, las vacaciones, etc. El sueño de cualquier empresario: una trabajadora o trabajador joven, cualificado, presto a aprender lo que sea, disponibilidad absoluta y con un salario de 600 € al mes. Trabajar más, cobrando menos.

En conclusión, como leí hace tiempo en la ya extinguida revista "Ajoblanco" y en un magnífico artículo de James Petras, que unos números más tarde la revista editó como un "Especial" al que llamaron "El Informe Petras", esta juventud vivirá peor que sus madres y sus padres. Esta situación, que no es coyuntural si no estructural, es algo inconcebible: es legítimo el deseo de mejora y progreso de una generación a otra.

Pues no es el caso.

Todos a la calle el día 7 a las 7 de la tarde en la plaza de Antón Martín

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Corrige la fecha, que no es en julio! (te has dejado influir por San Fermín).

Agujeros y Lecturas dijo...

Gracias. Es cierto, he caído bajo el influjo de San Fermín.