martes, 1 de diciembre de 2009

Izquierda Unida y la Refundación de la Izquierda. Enrique Santiago




La hegemonía política, económica e ideológica del capitalismo como sistema regulador de las sociedades en el siglo XXI es una de las mayores paradojas de la historia. Se trata de un sistema económico que condena a los países del Sur, pese a ser los mayores poseedores de riquezas naturales, a depender de los países ricos. Un sistema que necesita para sobrevivir que más de mil millones de personas subsistan con menos de dos dólares al día y que en los países más ricos no sólo se renuncie al pleno empleo, sino que se fundamente la inmensa acumulación de riqueza por unos pocos en elevadas tasas de desempleo (hoy casi un 20% y al alza en España) y en la generalización del trabajo precario e infrapagado para jóvenes, mujeres, trabajadores no especializados y profesionales de clases medias.



La capacidad de hegemonía ideológica del sistema –gracias a su poderoso oligopolio de ideas y medios de comunicación– es tal que hoy día la opinión pública lo asume de forma mayoritaria como el único posible, sin que los ciudadanos seamos capaces de creer en la viabilidad de un sistema social alternativo.



Muchos creemos que la dificultad para que se abran paso nuevas propuestas alternativas que se asuman como viables y deseables por la mayoría social obedece a la falta de consistencia de una alternativa política de izquierdas en España. Probablemente se debe a la ausencia de un amplio y plural movimiento político que aglutine a todas aquellas voces que desde lo más cotidiano (el mundo del trabajo, los movimientos sociales, el mundo académico y cultural, la defensa del medio ambiente y de la solidaridad internacional, la defensa de los derechos de la mujer y de la identidad sexual…) apuesten por hacer realidad un nuevo programa político que aspire a garantizar la totalidad de los derechos humanos –civiles y políticos, pero también sociales y económicos– recogidos en la Declaración Universal de 1948.



Ni la socialdemocracia europea ni, en especial, la española –apoyando la financiación a las grandes corporaciones financieras y con su renuncia a un sistema fiscal progresivo– apuestan hoy por otra opción que no sea gestionar el sistema capitalista en crisis para reflotarlo con rostro humano, para alborozo del gran capital financiero y especulativo.

En el olvido quedó también la apuesta de la socialdemocracia española por las libertades civiles, con la renuncia del Estado a exhumar los cuerpos de los miles de republicanos sepultados en fosas comunes, la supresión de la jurisdicción universal para la persecución de crímenes contra la humanidad, el retroceso del compromiso de España con los refugiados (con la nueva Ley de Asilo, aprobada por PP y PSOE), el endurecimiento de la Ley de Extranjería o su defensa de regímenes políticos como los de Colombia, Marruecos o Guinea Ecuatorial por los beneficios de las multinacionales españolas, cuyos intereses privados confunde el PSOE con los de todos los españoles.

Hace un año, la IX Asamblea Federal de IU lanzó como principal propuesta a la sociedad un llamamiento para la refundación de la izquierda anticapitalista, alternativa y transformadora de nuestro país, convencidos de que existe un espacio político en ese ámbito que, tal y como ocurre en Alemania, Francia, Portugal, Grecia y otros países de nuestro entorno, puede ser activamente ocupado por los ciudadanos.



Ese proceso de refundación ya ha empezado, pero no con el objetivo de que alcance sólo a lo que hoy está organizado en Izquierda Unida o lo que estuvo en el pasado. Las elecciones europeas evidenciaron que en España la única propuesta organizada de izquierda anticapitalista con suficiente implantación y entidad para vertebrar ese proceso es IU. Pero también pusieron de manifiesto que los resultados de la actual Izquierda Unida, sus actuales componentes y sus actuales propuestas no son suficientes para dar el salto cualitativo que requiere lanzar ese nuevo programa si queremos que tenga posibilidades reales de convertirse en alternativa de sistema social y de poder.



De forma unánime, los hombres y mujeres de IU lanzamos a toda la sociedad civil y, especialmente, a los activistas por los derechos humanos en el sentido más amplio (sindicalistas, feministas, ecologistas, defensores de lo público, trabajadores de la cultura…) una propuesta de construcción simultánea de ese nuevo programa político y de la organización que aspire a llevarlo a la práctica: sin exclusiones, sin limitaciones al elaborar nuevas propuestas políticas, sin miedo a debatir ideas para alcanzar grandes acuerdos, sin recelos y sin reproches por enfrentamientos pasados.



Un proceso en el que todas las mujeres y hombres de izquierdas participen de igual a igual al margen de su militancia política o social, articulado en torno a foros de elaboración de propuestas que deberán surgir en cualquier lugar de encuentro, de trabajo o de estudio. Un proceso de construcción del nuevo movimiento político y social que, conforme a los criterios participativos de elaboración de propuestas y toma de decisiones adoptados por el movimiento altermundista, ofrecerá soluciones reales a los problemas de la sociedad y llevará a la práctica esas soluciones, si la ciudadanía nos da el suficiente respaldo para hacerlo.



Es un proceso para poner en marcha una nueva izquierda anticapitalista que construya sobre el triste recuerdo de este sistema injusto uno nuevo republicano, federal, socialista y en equilibrio sostenible con nuestro planeta, en el que prime la justicia social y la igualdad de derechos de todos los ciudadanos del Estado. Es el momento de dejar de lamentarnos y sumarnos a la construcción de esta alternativa.

(http://www.enriquesantiago.es/?p=212)

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