sábado, 17 de enero de 2009

Sally Ruane

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Desearía que los españoles, y en concreto los madrileños, abrieran los ojos. Para los ingleses ya es demasiado tarde. El Gobierno laborista de Gordon Brown ya no admite modelos de gestión alternativos. La doctora Sally Ruane, de la Universidad de Montfort (Leicester, Inglaterra), estudia desde 1996 el impacto del modelo de gestión PFI (Iniciativa Privada de Financiación, por sus siglas en inglés) en la sociedad y la economía inglesas. Sus conclusiones sobre este modelo –el mismo que el gobierno de Esperanza Aguirre (PP) ha impulsado en la Comunidad de Madrid en el ámbito sanitario– son de todo menos alentadoras.

Según explica, el modelo PFI (donde una empresa privada construye el edificio y contrata al personal no sanitario) está dejando a las arcas públicas inglesas deudas millonarias. La doctora Ruane visitó Madrid hace unos días, invitada por la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), para informar de los efectos nocivos de la privatización de la sanidad madrileña. Con un castellano con marcado acento inglés, Ruane fue muy crítica con el modelo privatizador que su país instauró hace una década. A pesar de ello, se mostró confiada en que la sociedad madrileña sea capaz de hacer oír su rechazo, para obligar al gobierno de Aguirre a recular en su empeño.

¿Qué le ha traído a Madrid?

Estoy para informar a la gente de lo que ha pasado en Inglaterra. Tenemos el modelo privatizador PFI desde hace diez ó 15 años y hemos acumulado una deuda pública muy elevada.
En Inglaterra ya tenemos ahora 80 proyectos PFI en el sector sanitario y hay 40 más en preparación. Eso quiere decir que en 2014 tendremos una deuda de 114.000 millones de euros, que tendremos que pagar durante los próximos 30 ó 40 años.

¿Por qué es tan malo el modelo de financiación privada?

Es un modelo muy caro, porque hay más costes que réditos. A los costes habituales derivados del funcionamiento de un hospital hay que sumar los altos costes de la burocracia y de las infraestructuras. Además, al ser gestionado en parte por una empresa privada, tiene que generar suficientes beneficios y dividendos para los accionistas. Lo peor es que estos costes tienen que ser sustraídos de los ingresos operativos, lo cual supone un impacto directo sobre la atención sanitaria, sobre los servicios que se dan al ciudadano.

Al ser un modelo privado, ¿se adapta mejor a las necesidades del mercado?

Al contrario. En el sector público, y en concreto en la sanidad, es muy importante mantener la flexibilidad. En el ámbito sanitario, la situación cambia con, por ejemplo, la prevalencia de las enfermedades. Pero los contratos PFI son a largo plazo y bastante estáticos. Esto puede distorsionar las prioridades reales de planificación del sistema sanitario.


¿En qué se diferencian el modelo PFI inglés y el madrileño?

Más o menos son iguales. Hay un pago por los servicios de limpieza y también un recargo por el uso del inmueble, de ahí deriva la deuda. Con otro modelo de financiación, no se hubiera buscado el beneficio y todo el dinero se hubiera destinado a la atención sanitaria.

¿Qué problemas concretos derivados del PFI acarrea la sanidad inglesa?

Según un estudio de una comisión encargada por el gobierno británico, en 2006 hubo una significativa correlación entre el déficit en un hospital y el hecho de que fuera proyecto de PFI. En 2006, el 30% de todos los hospitales ingleses tenían pérdidas. El porcentaje aumentaba hasta el 50% si se tenían en cuenta los que estaban gestionados por empresas. Estos hospitales tuvieron que recortar su personal y quitar camas.

¿Cuándo arrancó esta situación en Inglaterra?

El primer hospital PFI abrió hace unos diez años. El modelo fue introducido antes, pero la negociación de un PFI dura años, porque es un contrato muy complejo. Negociar también es caro, ya que hay que contratar a asesores financieros... En la ciudad donde vivo, las negociaciones han costado 23 millones de libras [unos 28 millones de euros]. Los gastos para negociar los primeros
hospitales PFI representaron el 4% del valor total del edificio.

¿Hubo oposición allí? ¿Cómo fue el proceso?

Los sindicatos se opusieron a la introducción de este modelo de gestión, pionero en el mundo. Y fueron capaces de prever lo que iba a pasar. Los hospitales salen muy caros, las condiciones de trabajo han empeorado horriblemente, se han reducido los puestos de trabajo, hay menos servicios para la población... Con la privatización, baja la calidad asistencial. Por otra parte, una
investigación de la Universidad de Manchester basada en los 12 primeros hospitales PFI que se construyeron, ha revelado que el interés que se paga al dejar la construcción y gestión del hospital en manos privadas es del 8%, cuando en un modelo tradicional hubiera sido la mitad.
Se ha calculado que la construcción de cada hospital por la vía PFI cuesta tres veces lo que cuesta un modelo público. Además, como el contrato se hace a 30 ó 40 años, es imposible predecir lo que va a pasar. Con diez de los 12 primeros hospitales, los contratos no fueron suficientemente específicos y ahora hay más gasto del esperado. Cuando el hospital necesita cambiar algo, el consorcio privado pide al Gobierno que se le pague más, y mucho de esto no estaba previsto.

¿Se sabe cómo el modelo, más allá del endeudamiento público que supone, ha repercutido en la salud del ciudadano?

Se están reconfigurando los otros servicios sanitarios para pagar el sobrecoste de los hospitales, lo cual no está justificado. Por ejemplo, como se quitan camas, tenemos la orden de reducir el número de ingresos en los hospitales. Ahora mismo no hay conclusiones sobre el impacto de este
modelo de gestión sobre la salud del ciudadano, pero a largo plazo se demostrará un efecto negativo.

¿No hay vuelta atrás en Inglaterra?

Creo que es importante destacar que el PFI es una política de Gordon Brown. El Gobierno no da opción a construir hospitales por la vía tradicional, es decir, construyendo el hospital y gestionando todos los servicios desde la Administración. Este modelo está implantado, sobre todo, en Inglaterra. Pero en Escocia lo han paralizado e intentan fomentar un fondo alternativo para los desarrollos hospitalarios. Por otra parte, Gales e Irlanda del Norte intentan gestionar sus hospitales de una forma alejada al sistema de mercado. Creo que es posible encontrar una alternativa al PFI. Pero en Inglaterra es difícil cambiar, porque ya tenemos demasiados de estos proyectos en marcha.

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